María Julia de 27
años, es militante de una organización guerrillera por la cual está presa en el
penal de la Pampa.
Teje unos guantes de lana en un rincón de la celda mientras escucha murmullos
de sus compañeros. Cada hilada es un segundo que cuenta en voz baja a la espera
de la señal de ataque. El sonido de las turbinas del avión se avecinan, María
Julia se levanta y se acerca a sus compañeras, observa la maniobra de Ana para
abrir la reja, sale y abre la puerta donde se encuentra María Julia. Como
estaba planeado María Julia sale primero del pabellón y ejecuta a la guardia de
seguridad de turno en silencio, la amenaza y la encierra en una celda, procede
a abrir otra de las puertas contiguas al próximo pabellón y espera la señal de
sus compañeras. Se escuchan ruidos de metales que son señal de que tiene que
seguir el paso. En el siguiente pabellón se encuentran con el hall que une la
serie femenina con la masculina, ahí ya están a la espera el resto de sus
colegas. María Julia entra a la dirección junto con dos compañeros y obligan a
los directivos a encerrarse.
Parten y una vez en
la puerta María Julia ve un hombre que está en un auto haciendo señas en
referencia a que algo había salido mal. Entra a la dirección nuevamente y
obliga al cabo a que pida 3 autos remis hasta el aeropuerto de la ciudad.
María Julia junto a
sus compañeros hacen guardia en la puerta del penal con armas tipo FAL. Al
llegar el primer remis, ella se acerca y apunta al conductor con un arma, suben
7 presos y se dirigen hacia el aeropuerto. Al llegar ve que el avión que los
trasladaría ya está en pleno despegue. Se reúne con los compañeros de los demás
autos y propone tomar el aeropuerto. Los canales de noticias no tardan en llegar,
María Julia va hasta la entrada y con su FAL en mano pide que entren dos
cadenas de tv con la cámara encendida para registrar todo. Su compañero da la
noticia en vivo de la entrega de todos ellos con la condición de ser
trasladados nuevamente al penal.
Llegan los camiones
que los trasladarían nuevamente al penal. María Julia entrega su arma frente al
canal de noticias y sube al camión junto al abogado con el cual hicieron la
tregua. A mitad de camino el camión se detiene frente a unos camiones militares
dándole paso el cabo Gómez que sube junto a dos soldados. María Julia se para
con cara de espanto, mira a sus compañeros y escucha la noticia del cabo que
los trasladarían a la base militar que solo se encuentra a unos minutos de ahí.
María Julia le explica diplomáticamente el pacto que habían sellado frente a
los jueces de la nación pero el cabo sin importancia baja del camión y éste
sigue camino.
Al llegar a la base
María Julia es obligada a bajar del camión y llevada junto a su compañera a una
celda. Dicha celda está compuesta junto a otras en un pasillo angosto y húmedo
sin ventanas. María Julia se recuesta sobre un colchón roto y suspira. Unos
instantes más tarde las luces se apagan, nadie dice nada, todo el pasillo está
en silencio. María Julia comienza a llorar, su compañera se acerca hacia ella y
la abraza, intentando consolarla. Se recuesta a su lado y se quedan dormidas.
Los ruidos de metales
chocándose entre sí despiertan a María Julia, se escucha al cabo Gomez ordenándoles
a todos que salgan de la celda. María Julia se para de respingón y despierta a
su compañera. Un soldado aparece en la celda, abre la reja y toma bruscamente
del brazo a María Julia, su compañera la sigue atrás. Les piden que miren hacia
la pared en fila. María Julia derrama algunas lágrimas, se mira las manos y en
ese preciso instante comienzan a escucharse disparos de metralletas. María
Julia cae al piso a causa de una bala que atraviesa su pierna, grita
desconsoladamente y se arrastra hacia dentro de la celda pero otra bala alcanza
a pegarle en el abdomen y la entumece unos segundos. Mira a su compañera que
está quieta en el suelo con dos disparos en la cabeza, sigue arrastrándose y
logra entrar en la celda. Todo se calma, ya no se escuchan disparos, un grito
despeja a María Julia. Escucha palabras pero no llega a distinguir lo que dicen,
se mira las manos y están llenas de sangre, intenta moverse pero su pierna está
reventada. Escucha más disparos, ahora cada vez más cerca, y el grito del cabo
dando la orden de matar a todos. María Julia tiembla, intenta olvidar su dolor,
y ve en una ráfaga al suboficial Sánchez con una pistola calibre 45mm en mano,
dispara sobre la cabeza de su compañera y se acerca a María Julia, ella
mantiene los ojos cerrados y aguanta la respiración. Una bala atraviesa su mandíbula
dejándola inconsciente.
María Julia
despierta, se encuentra en el suelo de la celda con un charco de sangre
alrededor y su compañera muerta, intenta moverse pero el dolor la paraliza.
Escucha voces haciendo un recuento de muertos y heridos que se acercan a ella,
ve llegar a dos hombres vestidos con guardapolvos celestes, la ven y balbucean
palabras que María Julia no llega a entender. Ve que se acerca otro hombre con
una camilla, la suben a la misma y la llevan hacia la ambulancia. Al pasar por
la puerta María Julia llega a distinguir al cabo Gomez parado junto a sus
soldados que la observan. La suben a la ambulancia y le conectan un respirador
y suero con morfina, ella cierra los ojos lentamente y se duerme.