- Giuliana... un placer - a lo que respondió fraudulentamente amable, cediéndome un chocolate [oh, mi preferido].
Nos ubicó en la tercera fila del prolijo -
Los oídos tapados
Pese a tal desequilibrio físico y emocional, resistí. [la amo, no me puedo ir] Debía demostrarle a mi pareja que por ella era capaz de alcanzar el sol y, lo que resultaba aún más tenebrosamente imposible, de enfrentar el prejuicio de su madre, superando aquel odio que se había encargado de desparramar sobre mí.
Bailaban imitando monos
Cantaban como borrachos en primavera
Aplaudían ignorando que las manos se teñían de rojo
Lloraban como niñas de 15 años en el recital de Selena Gomez
PERO
Resultó no ser tan aberrante la charla del pastor. Menos el %0,1 de su sermón, menos eso, todo lo demás, lo conozco de memoria (por el historial filoso) y puedo repetirlo como nena de 8 años en su primera lección de naturales {convengamos que todos los psicólogos comparten esos alentadores monólogos y convengamos también que visité toneladas de terapeutas} Pero no negaré que dolió estar ahí [uh, no era la idea? me tenía que curar?]
Me dolió que haya sido condición para no ser [más] odiada; tener que esconderme detrás del manto de Jesús para no ser interrumpida a golpes. No soy un monstruo por llevar marcas ni tampoco por amar a una mujer. Aunque esa {maravillosa} mujer fuese su hija.-
Simplemente hermoso Giu, te felicito
ResponderEliminarGracias belleza!
ResponderEliminar